miércoles, 24 de abril de 2013

Protección de datos personales

Como se comentó por ahí, el tema de la salud de los que nos gobierna, es un tema de transparencia y acceso a la información pública.


Aunque si bien existen tratados sobre la circulación transfronteriza de datos, no se especifica el tema de la salud de los gobernantes. [1]


El Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, IFAI, proporciona la regulación internacional, donde se pueden consultar los diversos artículos de cada país. [2] Me llama la atención Chile, que no cuenta con un sistema que regule la protección de datos personales.

¿Qué entiende el IFAI por datos personales?

Checa:

Cuando hablamos de datos personales nos referimos a toda aquella información relativa a una persona que la identifica o la hace identificable. Entre otras cosas, le dan identidad, la describen, precisan su origen, edad, lugar de residencia, trayectoria académica, laboral, o profesional. Pero también, describen aspectos más sensibles o delicados, como su forma de pensar, estado de salud, sus características físicas, ideología o vida sexual, entre otros aspectos. [3]

Referente a cómo ejercer tu derecho sobre tus datos personales, el IFAI comenta:

Bajo el concepto de protección de datos personales, el titular (o dueño) de dichos datos es la propia persona, lo que implica la libertad de elegir qué se desea comunicar, cuándo y a quién, manteniendo el control personal sobre la propia información. [3]

El IFAI incluso tiene un apartado que lo denomina, "Materiales para comprender la relevancia del tema".

Sin embargo, el tema no somos tú y yo, como ciudadanos "normales" sino, en el caso de los que nos gobiernan, pues de ellos dependemos todos los demás.

¿Qué piensas tú, qué opinión te merece? ¿Crees que a los gobernantes se les debe de excluir de la protección de datos personales? ¿en todo caso, cómo podremos conocer a fondo a la persona que lleva a su cargo tantas cuestiones que afectan a millones de personas?


[1] http://inicio.ifai.org.mx/DocumentosdeInteres/OCDE-Directrices-sobre-protecci-oo-n-de-privacidad-Trad.pdf

[2] http://inicio.ifai.org.mx/_catalogs/masterpage/regulacion-Internacional.aspx

[3] http://inicio.ifai.org.mx/_catalogs/masterpage/En-Posesion-del-Gobierno.aspx?a=m1

viernes, 12 de abril de 2013


Gobernantes enfermos.

 
A lo largo de la historia han existido grandes hombres que han tenido muy mermada su salud, hechos que afectaron pueblos y países, que debido a sus condiciones de salud, han tomado pésimas decisiones que han llevado a crisis nacionales e internacionales.

Buscando información al respecto, he encontrado que existe un libro de Pierre Accoce, un periodista especializado en temas de medicina, y Pierre Rentchnick, profesor de la Facultad de Medicina de Ginebra y miembro honorario de la Academia de Ciencias de Nueva York,  en el que se dieron a la tarea de analizar la salud de una serie de gobernantes de la época de la II Guerra Mundial y la posterior Guerra Fría, a fin de demostrar que decisiones cruciales de tales líderes sufrieron en calidad por haber sido tomadas en momentos de desequilibrio físico o emocional de los mismos. Decisiones que en muchos casos afectaron no sólo el destino de sus países en forma significativa sino también del entorno internacional.


No he podido leer el libro "Aquellos enfermos que nos gobernaron", pero sí un resumen del mismo, el cual se nota sumamente interesante. Aquí la liga.


En breve lo describo:

Hitler era un histérico (clínicamente diagnosticado), paciente de hipertensión arterial, de sialorrea, bulimia (hambre canina), y la enfermedad de Parkinson. Los autores vinculan sus patologías a las siguientes manifestaciones registradas en el crucial año 1944-45 (año del desenlace final de la Guerra): “temblores constantes, falta de concentración del pensamiento, divagación de la memoria, crisis epiléticas...”.

Mussolini fue un enfermo crónico de neurosífilis (enfermedad venérea), con propensión a la ictericia y úlceras en el estómago.

Del lado aliado, Churchill, el primer Ministro inglés, era un desmesurado comedor, bebedor y fumador; de lo cual seguramente se derivó en buena parte su afectación por anginas de pecho, hipertensión, arteriosclerosis, coágulos sanguíneos, trombosis, ataques epilépticos y meningitis.

Stalin, padecía de hipertensión, insuficiencia cardíaca y dolores del cráneo; antesalas de un cuadro peor que le aquejaría en la postguerra y que terminaría en trombosis y embolias fatales.

Por otro lado, al Presidente norteamericano Franklin Rosevelt le aquejaban tantas afecciones de salud que llegó moribundo a la conferencia donde se prenegociaría con los otros vencedores el orden posterior a la II Guerra Mundial: la Conferencia de Yalta, realizada en febrero de 1945. Tal condición de Rosevelt y la también ya disminuida condición de Churchill quien además representaba una potencia de segundo rango, favorecerían en la Reunión al relativamente más fornido e impetuoso Stalin quien dominaría en la misma -con consecuencias para la repartición del mapa mundial en ese entonces.


La lista sigue con Einsehower, John Kennedy, Francisco Franco, Mao Tsé-Tung Juan Domingo Perón, entre otros


Recordando también en la actualidad los casos de George Bush, Hugo Chávez y Fidel Castro.


En el caso de México, como lo menciona este sitio el libro "En el poder y en la enfermedad", se considera la adicción al Prozac del ex-Presidente Vicente Fox y el presunto alcoholismo del ex- Presidente Felipe Calderón, como afecciones en la toma de decisiones para el país.


Veamos algunas reflexiones que nos hacen estos sitios:


¿ Es lícito que se mantengan en secreto las enfermedades de los grandes políticos que gobiernan las naciones?


¿Qué tan importante es el estado de salud, física y mental de un gobernante en el proceso de toma de decisiones y en la determinación de políticas públicas que afectan a millones de personas?


En el caso de México, ¿presidentes enfermos han sido la causa de las recurrentes crisis políticas, económicas o de gobernabilidad que hemos padecido en décadas recientes?


Un gobernador sensato y responsable no debería de gobernar bajo escazas condiciones de salud. No es justo para nadie, ni para el que le padece, ni para los que gobierna.